Ser menos exigente es mejor…

Últimamente será que estoy más cansado o con las energías bajas, pero de cualquier manera estas semanas estoy siendo menos exigente; y siento que le hace muy bien a mis hijos y a mi. Hoy digo que sí a las propuestas algo extrañas de mis hijos: me piden salir a caminar a las 9 de la noche; o jugar a crear perfumes con agua, jabón, tierra, pasto y algún bichito.

En estas semanas me permití sacar a mi niño interior, al menos un rato, para que juegue también con mis hijos. Busco rompo con el mandato de una paternidad aburrida, que marca a ley de lo bueno y lo malo, dejar de ser La guía moral de comportamientos. Y no por ello soy menos cuidadoso sino todo lo contrario: estoy cuidando mucho más mi vínculo con mis hijos al permitir que ellos puedan inventar, crear, ser espontáneos tanto en el juego como en los límites de tiempo.

Me permito bailar mientras cenamos, jugar a la pelota dentro de casa o incluso poner un colchón en el living y saltar bien alto sobre él. Y a todo esto me encuentro con una sonrisa y no con cara de fastidio (como me ha pasado más de una vez)

Y me permito llevar, teniendo que limpiar muchos más platos de plástico al final del día; me permito doblar o flexibilizar las rutinas y reglas cotidianas. Me permito ser menos exigente tanto conmigo como con ellos.

¿Y vos? ¿Que te permitis y que te cuesta?
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